Madagascar, septiembre de 2011

Este mes de septiembre de 2011 he ido a Madagascar durante tres semanas. Quiero contar algunas experiencias de este viaje con algunas fotos. A pesar de que en un blog aparecen primero las últimas entradas escritas, he manipulado las fechas de forma que empezamos por el principio y si pulsamos 'entradas anteriores' avanzamos en el tiempo.

sábado, 1 de octubre de 2011

Madagascar, septiembre de 2011


Este mes de septiembre de 2011 he ido a Madagascar durante tres semanas. Quiero contar algunas experiencias de este viaje con algunas fotos. A pesar de que en un blog aparecen primero las últimas entradas escritas, he manipulado las fechas de forma que empezamos por el principio y si pulsamos 'entradas anteriores' avanzamos en el tiempo.

Una parte del viaje la he hecho con Belén y Miguel, su marido. Belén es una fotógrafa profesional, la podéis visitar en www.belenserrano.com que entre otros proyectos está realizando un reportaje de niños ciegos por el mundo. Este proyecto nos ha puesto en contacto para viajar a Madagascar a ver la escuela de ciegos Sejafito en Tulear, y ha creado las bases de una profunda amistad ¡Un placer Belén!

Miguel, su marido, cocinero de postín que regenta el restaurante La Montería en la zona de Goya/Retiro cuya web es www.lamonteria.es y del que sólo puedo decir ¡rico, rico! Además de la amistad forjada en este viaje, hemos descubierto muchas coincidencias vitales que me producen la impresión de conocerle de mucho más que este viaje.




El viaje a Tulear (1)


8 de septiembre de 2011
Como siempre nos recoge Christophe al que conocemos desde hace años. Es el conductor del coche que siempre alquilamos para viajar en varias etapas hasta Tulear. Aparte de hablar francés e inglés es muy correcto y sobre todo de confianza para poder dejarle cualquier equipaje o material bajo su custodia.


Tana (manera habitual de llamar a la capital Antananarivo por los locales) como siempre con su río que la acompaña con una actividad tremenda. Aquí unas mujeres lavando la ropa o una fábrica de ladrillos.



La ruta como siempre llena de vehículos variopintos, donde nunca faltan los carros tirados por 'zebús' (los bueyes y vacas originarios de la India y adaptados a las condiciones tropicales de Madagascar).


La primera parada en Ambatolampy donde además de comer, aprovechamos para visitar una de las múltiples fabricas artesanales de 'cocottes' las cacerolas de aluminio que se usan en Madagascar. Se parte de trozos de cable y piezas de coches, que se funden formando bolas de aluminio para su uso posterior.




Luego se hacen los moldes con la tierra de la zona, la cual hace de Ambatolampy el lugar idóneo para esta industria.


Finalmente se pone el aluminio, vuelto a fundir, en el molde y se obtiene el producto final.



Continuamos el viaje hacia el sudoeste con el paisaje malgache dominado por la agricultura, arroz, huerta, ... Pero lo que más llama siempre la atención es el paisaje humano. Sobre todo los niños y jóvenes que son abrumadora mayoría en el país.






Pocos superan la barrera de los 60 años.

El viaje a Tulear (2)


9 de septiembre de 2011
Ya en el segundo día pasamos por Ambalabao donde visitamos el mercado.

Los puestos en los que venden las botellas vacías no dejan de sorprendernos.

Las carnicerías también llaman la atención.

Pero hoy el puesto de pescados secos y langostas (los insectos) se llevan la palma.

Poco más adelante visitamos la reserva de Anja. La visitamos todos los años. Está en medio de un macizo granítico y rodeada de arrozales. Su superficie es pequeña y por ello es muy fácil localizar a alguna de las familias de lemures de cola anillada que viven allí.





También es frecuente encontrar camaleones.




A medida que bajamos hacia el sur el paisaje se va volviendo cada vez más seco. Ya no hay arrozales y los árboles se vuelven muy escasos.



Por esta zona siempre nos cruzamos con rebaños de zebús que van a Ambalabao, donde se celebra todas las semanas una enorme feria de ganado.
Llegamos anocheciendo al parque nacional de Isalo.

10 de septiembre de 2011
El día siguiente proseguimos por Ilakaka capital de la región de las minas de zafiros. Aquí había apenas 4 casas, hace poco más de 10 años, y ahora es un pueblo con miles de habitantes que han acudido a una especie de 'fiebre del zafiro' al estilo de las fiebres del oro en América en el siglo XIX.



Un poco más adelante, en Manombo, nos echamos al río para ver como trabajan los mineros. En el río se lava la arena que se extrae de los pozos.


Las minas no son industriales, sino que una o varias personas obtienen una pequeña concesión donde cavan hasta la profundidad que estimen para encontrar los zafiros.



Por ahí nos encontramos a Melissa, la de la camiseta rosa, que no debe tener más de 15 años y que nos dice que está trabajando, lavando arena, desde las 4 de la mañana. Su equipo como el de todos es muy simple. Una criba (una chapa con agujeros y un marco de madera), una pala pequeña y recta para cavar el pozo y un cedazo.





 Proseguimos nuestra ruta para encontrarnos en primer lugar con la Escuela de los Zafiros. Es un proyecto de la ONG en el que escolarizamos a los niños a cambio de que no trabajen de sol a sol en las minas. Todavía son las vacaciones escolares y la escuela está vacía.

También nos empezamos a encontrar baobabs, típico árbol africano que a veces (no es el caso) alcanza un porte extraordinario.
También nos encontramos por el camino la tumba de un hombre que debió tener muchos zebús. Algunas etnias entierran a sus hombres con los cuernos de los zebús que poseen, en este caso se trata de una tumba ¡de 400 metros cuadrados!

Cuando vamos relativamente cerca de Tulear nos empezamos a cruzar con gente cargando agua en múltiples tipos de vehículos.



Al llegar al pozo nos cuentan que estamos en la estación seca y que tienen que acarrear el agua ¡hasta 32 Km. en algunos casos!


Por fin llegamos a Tulear con el tiempo justo para ver la puesta de sol.