Madagascar, septiembre de 2011

Este mes de septiembre de 2011 he ido a Madagascar durante tres semanas. Quiero contar algunas experiencias de este viaje con algunas fotos. A pesar de que en un blog aparecen primero las últimas entradas escritas, he manipulado las fechas de forma que empezamos por el principio y si pulsamos 'entradas anteriores' avanzamos en el tiempo.

sábado, 1 de octubre de 2011

El viaje a Tulear (2)


9 de septiembre de 2011
Ya en el segundo día pasamos por Ambalabao donde visitamos el mercado.

Los puestos en los que venden las botellas vacías no dejan de sorprendernos.

Las carnicerías también llaman la atención.

Pero hoy el puesto de pescados secos y langostas (los insectos) se llevan la palma.

Poco más adelante visitamos la reserva de Anja. La visitamos todos los años. Está en medio de un macizo granítico y rodeada de arrozales. Su superficie es pequeña y por ello es muy fácil localizar a alguna de las familias de lemures de cola anillada que viven allí.





También es frecuente encontrar camaleones.




A medida que bajamos hacia el sur el paisaje se va volviendo cada vez más seco. Ya no hay arrozales y los árboles se vuelven muy escasos.



Por esta zona siempre nos cruzamos con rebaños de zebús que van a Ambalabao, donde se celebra todas las semanas una enorme feria de ganado.
Llegamos anocheciendo al parque nacional de Isalo.

10 de septiembre de 2011
El día siguiente proseguimos por Ilakaka capital de la región de las minas de zafiros. Aquí había apenas 4 casas, hace poco más de 10 años, y ahora es un pueblo con miles de habitantes que han acudido a una especie de 'fiebre del zafiro' al estilo de las fiebres del oro en América en el siglo XIX.



Un poco más adelante, en Manombo, nos echamos al río para ver como trabajan los mineros. En el río se lava la arena que se extrae de los pozos.


Las minas no son industriales, sino que una o varias personas obtienen una pequeña concesión donde cavan hasta la profundidad que estimen para encontrar los zafiros.



Por ahí nos encontramos a Melissa, la de la camiseta rosa, que no debe tener más de 15 años y que nos dice que está trabajando, lavando arena, desde las 4 de la mañana. Su equipo como el de todos es muy simple. Una criba (una chapa con agujeros y un marco de madera), una pala pequeña y recta para cavar el pozo y un cedazo.





 Proseguimos nuestra ruta para encontrarnos en primer lugar con la Escuela de los Zafiros. Es un proyecto de la ONG en el que escolarizamos a los niños a cambio de que no trabajen de sol a sol en las minas. Todavía son las vacaciones escolares y la escuela está vacía.

También nos empezamos a encontrar baobabs, típico árbol africano que a veces (no es el caso) alcanza un porte extraordinario.
También nos encontramos por el camino la tumba de un hombre que debió tener muchos zebús. Algunas etnias entierran a sus hombres con los cuernos de los zebús que poseen, en este caso se trata de una tumba ¡de 400 metros cuadrados!

Cuando vamos relativamente cerca de Tulear nos empezamos a cruzar con gente cargando agua en múltiples tipos de vehículos.



Al llegar al pozo nos cuentan que estamos en la estación seca y que tienen que acarrear el agua ¡hasta 32 Km. en algunos casos!


Por fin llegamos a Tulear con el tiempo justo para ver la puesta de sol.

1 comentario:

  1. hola me encanto todo lo que vi en esta página, saludos y felicidades, mi nombre es también Alfonso Alejandre, me encanto tu labor y quiero seguirlo en tu página.

    alfonso23_01@hotmail.com

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